Pera
Para proteger el páncreas y aliviar el estrés, debemos recurrir a la pera. Esta fruta descuidada ayuda a rejuvenecer esta glándula descuidada y sobrecargada, ayudando a aliviar la pancreatitis y ayudando a prevenir el cáncer de páncreas.
Las peras son increíbles para aspectos de la digestión. Actúan como antiespasmódicos; ayudar a calmar las paredes del estómago y del tracto intestinal; alimentar bacterias beneficiosas; matar de hambre y matar bacterias, parásitos y hongos improductivos; aumentar el ácido clorhídrico en el estómago; ayudar a prevenir el cáncer de intestino y de estómago; y reducir los ácidos malos producidos por la mucosidad y patógenos como H. pylori. También ayudan a restaurar los revestimientos del intestino que se han dañado y endurecido debido a las bacterias.
Los pequeños gránulos de la pulpa de una pera están cargados de fitoquímicos, oligoelementos y aminoácidos como valina, histidina, treonina y lisina. Los oligoelementos y aminoácidos se combinan y fijan venenos en el cuerpo como el DDT, ayudando a expulsarlos de su sistema.
Las sales minerales trazadas hacen que el jugo de pera tenga un alto contenido de electrolitos, lo que estabiliza el azúcar en sangre. Además, las peras son un excelente alimento para bajar de peso y un regalo del cielo para el hígado, ya que ayudan a limpiar y purificar el órgano y ayudan con la cirrosis.
Cómo utilizar:
Consuma las peras solas, en jugos frescos, en ensaladas de frutas, mezcladas en batidos y en ensaladas. Es mejor comer peras entre el desayuno y el almuerzo, o al final de la tarde (poco antes de la cena). Actúan como un supresor del apetito y un tónico estomacal para evitar que se le antojen dulces o comer en exceso en las comidas.
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